Albisteak

2019-12-03

Lectura de EH Bildu en el Día de Navarra

Nafarroaren Egunaren inguruan EH Bilduren hausnarketa NAFARROA

En los días previos a la celebración del día de Navarra hemos asistido a una serie de declaraciones y posicionamientos políticos que nos dan una buena muestra de la regresión antidemocrática a la que nos quieren conducir los poderes del Estado Español y sus más retrógrados representantes en Navarra.

 

Cuando desde EH Bildu hablamos del Día de Navarra, nos referimos sin excepción al día de toda la ciudadanía navarra, entendida ésta como el conjunto de las personas que viven y trabajan en Navarra. Algo que en pleno siglo XXI debiera ser básico, vuelve a estar contestado por fuerzas políticas como Navarra Suma, en plena deriva antidemocrática. Se permiten repartir carnets de ciudadanía navarra en función de la ideología política o del lugar de procedencia. Para Navarra Suma quienes no se someten a los dictados de Madrid no son navarros o navarras, las personas que cuestionan el marco de relación entre Navarra y España no pueden sentirse navarras, precisamente quienes plantean que todas las decisiones que les afectan deben tomarse aquí y entre la ciudadanía navarra no serían navarras...

 

En ese intento desesperado de obtener réditos de una alianza electoral que el pasado mayo quedó lejos de las expectativas y objetivos fijados, Navarra Suma está tratando de mercadear en Madrid con el cambio del Gobierno de Navarra como contrapartida.

 

Llevamos mucho tiempo diciendo alto y claro que el futuro de navarra lo tiene que soñar, decidir y construir la ciudadanía navarra. Llevamos años mostrando nuestro compromiso para dar la palabra a la ciudadanía navarra para que ella, y sólo ella, decida todo lo que afecta a sus condiciones de vida. Años de compromiso para dotar a las instituciones navarras de competencias soberanas que nos permitan tener políticas propias en todos los ámbitos de la vida económica, social, cultural, lingüística... Eso lo defendemos aquí, en la CAV, en Madrid y donde haga falta. Porque es nuestra íntima convicción, como personas, como navarras, como organización política transformadora que quiere construir un modelo social justo.

 

Necesitamos tener instrumentos y capacidades para hacer frente desde una perspectiva propia, desde nuestra realidad social, cultural y económica a los grandes retos del futuro. Los primeros son el de la nueva crisis en ciernes o el cambio climático, la revolución tecnológica o la transición energética. Problemas que tienen un origen global pero a los que la manera de responder necesita de una iniciativa e impronta local, precisa de una visión y misión propias desde un marco a dimensión humana. Reto y urgencia también ante la deriva autoritaria del Estado Español, ante una tendencia a la uniformización por la vía de la fuerza, de la represión, de la violencia en todas sus formas. Toda una involución que pretende reducir el enorme problema territorial heredado del franquismo y su reforma constitucional del 78 a una cuestión de orden público.

 

Efectivamente de identidades también hay que hablar, y lo primero e indiscutible es la pluralidad de la sociedad navarra. Esa pluralidad sobre la que las obsesiones euskarofóbicas de determinados sectores pretenden hacer un corte en función de una caricatura de la sociedad navarra. Es evidente que el euskara es un elemento central de Navarra y de nuestra identidad como navarros y navarras

 

Estamos hartas de que nos digan qué y cómo debemos sentirnos, que nos digan que podemos pensar y qué no, que nos digan lo que somos o dejamos de ser. Queremos que se nos pregunte, que demos nuestras propias respuestas, queremos ser dueñas de nuestras vidas, de nuestro futuro.

 

Está bien recordar los 40 años pasados, incluso es comprensible que haya intentos de reescribir la historia para responder a diferentes intereses. Pero seamos mínimamente objetivos aunque no existan verdades absolutas. La ciudadanía navarra todavía no ha tenido la posibilidad de decidir el marco de convivencia en el que sentirse cómoda y poder desplegar todas sus capacidades. La LORAFNA no fue sometida a refrendo por la ciudadanía, pero aunque lo hubiera sido, o aunque haya quien entienda que las sucesivas elecciones sean una forma de refrendo, la terca realidad es que una inmensa mayoría de la ciudadanía navarra o no había nacido o no tenía todavía derecho a voto en esos años de la transición. Sería mínimamente lógico que el marco político, que el marco de toma de decisiones, que el marco de convivencia responda a las necesidades y a la realidad del siglo XXI y no a las del siglo pasado.

 

Por eso planteamos la necesidad de abordar un debate sereno y profundo sobre la relación de Navarra con España, sobre la relación con el resto de territorios vascos, sobre el marco competencial de Navarra, sobre la potestad para articular las respuestas a los problemas antes mencionados. Un debate que debiera sustentarse sobre un principio básico, sobre una norma que es que el futuro de Navarra se decide en Navarra. Por eso, volvemos a decir este 3 de diciembre Día de Navarra que somos sujeto político y debemos tener reconocido ese derecho y esa capacidad para tomar nuestras decisiones. No aceptamos injerencias, trabas ni imposiciones de nadie.

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